sonrío por última vez en meses
y digo adiós a una fiesta,
voy por el fondo del mar
pero no tengo linternas en la cara
me quedan voces frescas,
casi presentes
y mi propio nombre
pero no como sonido
sino cono ausencia laboriosa
en ventanillas
me duermo respirando cumbia bajita
y eucalipto imperdonable
en el taxi que me lleva