entre murmuraciones
y discreto alboroto
la vieja muñeca
rectora del arte
recorrió sin ojos
el todo y las partes
dos laderos tenía
dos laderos marciales
uno de seda camisa
otro de marrón el traje
la ciega venida
del más regio mundo
se hundió toda en uno
de tantos divanes
la media derecha
chupóle el de seda
la izquierda chupóle
el que andaba de traje
honrado sostuve
sus finos zapatos
contra mis orejas
como auriculares
escuché ballenas
cantando milongas
bebí las mareas
que horadan altares
el de traje tierra
le puso una media
la otra el de seda
con tierno fervor
fue grande mi asco
bien disimulado
al calzar esos pies
de baba mojados